Tengo la solución a la Crisis
En un pequeño pueblo, donde todos los habitantes estaban endeudados y estaban atravesando una grave crisis económica, se puso a llover intensamente …
A causa de la lluvia llega al pequeño hotel del pueblo un turista y pone un billete de 100 euros en la mesa del recepcionista mientras dice:
– Quiero una habitación, estoy harto de conducir con esta lluvia.
Responde el recepcionista:
– Pues suba y escoja la habitación que más le guste, están todas disponibles y las llaves están en las puertas.
– El Jefe del Hotel coge el billete y sale corriendo a pagar sus deudas con el carnicero.
– Inmediatamente, el carnicero coge el billete y corre a pagar su deuda con el criador de cerdos.
– Éste a su vez, corre a pagar lo que le debe al proveedor de alimentos para animales.
– El vendedor de alimentos para animales coge el billete al vuelo y, corre a liquidar su deuda con la prostituta a la que hace tiempo que no paga. En tiempos de crisis, hasta ella ofrece servicios a crédito.
– La prostituta, sin perder tiempo, coge el billete y sale corriendo hacia el hotel donde llevaba a sus clientes las últimas veces y que todavía no había pagado.
– Mientra todo esto sucedía…, acabó escampando, dejó de llover y el turista, después de ver varias habitaciones, baja a la recepción y dice:
– Sabe que… Como ha dejado de llover, me lo he pensado mejor y me voy, que tengo prisa para llegar a mi casa.
– De acuerdo señor, dice el recepcionista, aquí tiene su billete y ya sabe que puede volver cuando quiera.
– Inmediatamente, el carnicero coge el billete y corre a pagar su deuda con el criador de cerdos.
– Éste a su vez, corre a pagar lo que le debe al proveedor de alimentos para animales.
– El vendedor de alimentos para animales coge el billete al vuelo y, corre a liquidar su deuda con la prostituta a la que hace tiempo que no paga. En tiempos de crisis, hasta ella ofrece servicios a crédito.
– La prostituta, sin perder tiempo, coge el billete y sale corriendo hacia el hotel donde llevaba a sus clientes las últimas veces y que todavía no había pagado.
– Mientra todo esto sucedía…, acabó escampando, dejó de llover y el turista, después de ver varias habitaciones, baja a la recepción y dice:
– Sabe que… Como ha dejado de llover, me lo he pensado mejor y me voy, que tengo prisa para llegar a mi casa.
– De acuerdo señor, dice el recepcionista, aquí tiene su billete y ya sabe que puede volver cuando quiera.